En mis recientes sesiones de coaching uno de los factores comunes que he detectado en las personas que apoyo, es la dificultad que presentan en honrar su valor.

Esta parte de la falta de reconocimiento personal en nuestras decisiones y aceptación de nuestro sentir, es algo que nos frena y fuera de hacernos bien, crea situaciones que al pasar el tiempo, nos regresan y nos causan algún tipo de emoción no positiva, como remordimiento, culpa, y decepción hacia otros y a nosotros mismos.

La necesidad de complacer y de no herir a otros, a veces puede más que nuestras propias necesidades y valores, los pasamos por alto de una forma muy fácil, para más adelante encontrarnos en un mar de – ¡eso me pasa, no lo vuelvo hacer, cómo se atreve, yo que di tanto, así me lo agradecen!, etc…

Debemos entender y aprender, que no somos víctimas, nadie nos hace más daño del que nosotros mismos permitimos. Cuando nos imaginamos el resultado de alguna situación, todo debe empezar con nuestra actitud, nuestras acciones y sentir es lo único de lo que somos responsables, ya que es lo único que podemos manejar.

Actuar de acuerdo a lo que nos hace ser nosotros, evitará las culpas y remordimientos de eventos externos. En su lugar, nos empoderará y aprenderemos las virtudes de reconocer y hacer valer nuestra voz.

 

Si quieres ayuda para reconocer tu valor visita mis sesiones de coaching.

 

Enviándote luz,

Elizabeth